Un Encuentro para recordar

Este otoño recibimos en Pamplona con los brazos abiertos a cantidad de amigos milongueros que decidieron acompañarnos en nuestro primer Encuentro de Tango Argentino.
Del 19 al 21 de noviembre, celebramos este encuentro que será digno de recordar por ser el primero y por la respuesta obtenida.
Fueron muchos los nervios y las prisas del comienzo, desde que un buen día a principios de agosto decidimos embarcarnos en la aventura de organizar un encuentro en nuestra ciudad.
Éramos “primerizos” en estas lides, y por muchos encuentros a los que hayamos asistido y por mucho que queramos tomar nota de lo que más nos gusta de acá y de allá… luego hay que llevarlo a la práctica, y eso no siempre resulta fácil.
Tras mucho deambular de un lado a otro, por fin encontramos en el Hotel Villava la calidez que andábamos buscando. Un marco adecuado para que nuestros huéspedes se encontrasen como en casa y un acogedor salón en el que celebrar nuestras milongas.
Tuvimos una actuación de folclore argentino, clases de tango, milonga, vals criollo y chacarera, y para finalizar un show de tango en el que participaron las dos parejas protagonistas.
Para poner el broche de oro al encuentro, todo nuestro empeño era celebrar la despedida en el corazón de la ciudad. No es fácil obtener autorización para celebrar un evento nuevo en la Plaza del Castillo, o conseguir bailar en el Casino Iruña. Sin embargo, el que la sigue la consigue, y no cejamos en nuestro empeño hasta conseguir las dos cosas.
Nuestros socios y amigos no se merecen menos.
Contamos con dos estupendas parejas de profesionales, Roque y Giselle, que son “los de casa” que siempre tienen la capacidad de sorprendernos con sus actuaciones y Ezequiel y Mª Antonieta, que son unos fantásticos bailarines que, además de ser grandes como profesores, todavía son más grandes como personas.
Todo el esfuerzo se vio recompensado tras comprobar que los que decidieron darnos un voto de confianza viniendo a nuestro primer encuentro, no se sintieron defraudados con la experiencia. Algunos son los mismos con los que nos iremos encontrando de nuevo en uno y otro lado. Entre todos formamos una gran familia. Otros era la primera vez que asistían a un encuentro y decidieron comenzar por “el de casa”. Unos y otros quedaron encantados y así nos lo hicieron saber.
Esto nos ilusiona para intentarlo de nuevo el próximo año y mejorarlo en lo que sea posible. Tenemos que conseguir que los que nos dieron este año su voto de confianza, sigan confiando en nosotros para el segundo encuentro. Y por supuesto tenemos que hacer que crezca para lo que debemos esforzarnos por superar el listón que nos ponen los organizadores de encuentros que ya tienen cierta solera.

Cuando una amiga se va...

Se hace duro sentarse a escribir ahora, al igual que fue duro el momento de dar la noticia de la pérdida de nuestra amiga Juana.
Para algunos fue una auténtica sorpresa, pero otros ya conocíamos la lucha que mantuvo el último mes contra su enfermedad, que también a ella la sorprendió.
Se nota su ausencia, y se nota mucho. Se echan de menos su risa y sus continuas bromas. Aún recuerdo cuando la conocí. Algunos ya la conocían del mundillo de la salsa, pero a mí me la trajo el tango. Recuerdo algunas conversaciones donde decía que se le hacía muy difícil bailar tango porque se tenía que relajar… normal, ella era puro nervio. Pero afortunadamente se dio tiempo y al final lo fue consiguiendo. Últimamente ya podíamos verla con carita de satisfacción deslizándose por la pista con todo el que la abrazara para bailar.

Sabías que contabas con ella para participar en todos los saraos. También recuerdo aquél día que estábamos en la plaza Yamaguchi y la llamé porque me extrañó que no hubiera venido. Al momento apareció, después de “deshacerse” de las visitas. Y es que ella era así.
Podría contar mucho más pero nunca sería suficiente. Todos la disfrutamos en su momento y debemos sentirnos afortunados  por haber vivido con ella tantas situaciones inolvidables y por haber compartido su buen humor y su cariño.
Ahora debemos recordarla como el día que se despidió con un abrazo, toda feliz y contenta porque se iba de vacaciones. No sabíamos que esta vez sólo tenía  billete de ida...