Cuando una amiga se va...

Se hace duro sentarse a escribir ahora, al igual que fue duro el momento de dar la noticia de la pérdida de nuestra amiga Juana.
Para algunos fue una auténtica sorpresa, pero otros ya conocíamos la lucha que mantuvo el último mes contra su enfermedad, que también a ella la sorprendió.
Se nota su ausencia, y se nota mucho. Se echan de menos su risa y sus continuas bromas. Aún recuerdo cuando la conocí. Algunos ya la conocían del mundillo de la salsa, pero a mí me la trajo el tango. Recuerdo algunas conversaciones donde decía que se le hacía muy difícil bailar tango porque se tenía que relajar… normal, ella era puro nervio. Pero afortunadamente se dio tiempo y al final lo fue consiguiendo. Últimamente ya podíamos verla con carita de satisfacción deslizándose por la pista con todo el que la abrazara para bailar.

Sabías que contabas con ella para participar en todos los saraos. También recuerdo aquél día que estábamos en la plaza Yamaguchi y la llamé porque me extrañó que no hubiera venido. Al momento apareció, después de “deshacerse” de las visitas. Y es que ella era así.
Podría contar mucho más pero nunca sería suficiente. Todos la disfrutamos en su momento y debemos sentirnos afortunados  por haber vivido con ella tantas situaciones inolvidables y por haber compartido su buen humor y su cariño.
Ahora debemos recordarla como el día que se despidió con un abrazo, toda feliz y contenta porque se iba de vacaciones. No sabíamos que esta vez sólo tenía  billete de ida...


No hay comentarios:

Publicar un comentario